miércoles, 18 de agosto de 2010

La vida de las cartas









Los juegos han formado parte de la vida del hombre desde que es hombre. Algunos tan antiguos como las tabas ya no son tan populares como lo fueron en su tiempo, quizá porque ya no matamos nuestra propia carne para alimentarnos sino que esperamos siempre que otro haga el trabajo sucio. Pero me desvío del tema.

Otros juegos, como el ajedrez o las cartas, han prevalecido hasta hoy. Y quién sería capáz de imaginarse Las Vegas sin ver la imagen de unos crupiers amasando papelitos sobre mesas de fieltro verde. Aún se cae en la ruina y aún se vierte sangre debido a un juego tan sencillo y tan viejo como nuestra civilización.

Pero las cartas de las que vengo a hablaros han sobrevivido entre las sombras. Todos hemos oído y visto en la radio y en la televisión a esos supuestos decidores de fortuna que ganan dinero a costa de la ingenuidad de la raza humana, que lo único que consiguen es dar mala fama al instrumento que les da de comer y los que de él hacemos un uso razonable. Hablo, como ya adivináis, de las cartas del Tarot.

Tengo especial cariño a mis cartas, que llevan conmigo poco tiempo, pero de forma altamente gratificante. De pequeña oí hablar de ellas un par de veces a mi tía (que las echa) y la prima de mi madre (que se mueve por mundos bohemios y espirituales). Más tarde leí sobre ellas yo misma de la mano de Hugo Pratt en sus cómics de Corto Maltés y decidí que quería formar parte de ese misterio.

Puesto que los cómics ya me habían acercado a Alejandro Jodorowsky, me alegré al saber que él tiraba las cartas y que estaba llevando a cabo una labor de restauración de las viejas cartas con el fin de acercarlas lo más posible a su forma primera y básica. Esto me hizo investigar sobre ellas desde su punto de vista y aprender a observarlas, hablarles y escucharlas. Cada carta tiene una presonalidad propia y es un personaje que da voz y ejemplo allí donde se la requiere. Las cartas no predicen el futuro, las cartas hablan de ti a su manera; cada una desde su punto de vista, con su propia personalidad... son pequeñas partes de ti mismo que reaccionande forma diferente ante tus actos, pensamientos y preocupaciones.
Ante la propuesta de crear un personaje de animación bajo un referente objetual, decidí dar vida a una de esas cartas, de manera que la gente pudiera ver fácilmente lo que yo veo. Este es el loco, "Le Mat" en francés, y os lo presento para quien alguna vez haya sentido curiosidad por alguna de esas cartas dibujadas que la abuela esconde con llave en un cajón.






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